domingo, 21 de marzo de 2021

21 DE MARZO: DÍA MUNDIAL DEL ÁRBOL y DE LA POESÍA

 Desde el Instituto Ramón y Cajal queremos celebrar este magnífico día 21 de marzo, día Mundial del Árbol y el día Mundial de la Poesía. Aprovechando el proyecto de Centro: "Nuevos Tiempos, mismas personas", alumnado, profesorado, así como el personal laboral, hemos creado un árbol lleno de deseos y anhelos para estos tiempos que corren. Se han dibujado, fotografiado o escrito momentos que nos gustaría volver a tener y compartir, así como poesías para recordar este día mundial y tener esperanzas para recuperar y labrar un futuro mejor, pero sin olvidar nunca esta pandemia que nos ha tocado vivir y que a día de hoy nos sigue azotando.

Os dejamos un vídeo donde se muestra el producto final del trabajo de estos días atrás, agradeciendo a tod@s l@s participantes en esta estupenda carrera de crecimiento.

También os dejamos una poesía de Antonio Machado que hace referencia al árbol:

Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento...

Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.

Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.

Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.

Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.

No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde...

La gracia de tu rama verdecida
ANTONIO MACHADO




viernes, 12 de marzo de 2021

Dos castellanos imprescindibles: Félix Rodríguez de la Fuente y Miguel Delibes Setién.

Desde el IES Ramón y Cajal queremos recordar, en este mes de su efeméride, a dos personajes relacionados con la naturaleza y tan queridos por nosotros, como son Félix Rodríguez de la Fuente y Miguel Delibes.

Los alumnos de Ciencias de la Tierra han realizado un pequeño trabajo que pone de manifiesto la relevancia de estos dos personajes en la divulgación de los aspectos de la naturaleza, del medio rural y del compromiso de mantener un entorno óptimo para todas las especies. 

Os dejamos parte de este trabajo final, tanto en texto como en audio, que esperemos sea de vuestro agrado.





Félix Rodríguez de la Fuente nace un 14 de marzo de 1928 en Burgos (Poza de la sal). Estudio medicina y se licenció en la Universidad de Valladolid, especializado en odontología, pero dedicó su carrera a la sensibilización sobre el respeto a los animales y la naturaleza. Luchó por la protección del lobo, el lince, el oso ibérico o el águila imperial. Amante de los lobos, en el año 1965 salvo a Rómulo y Remo, dos lobeznos que casi mueren apelados en el Cierzo. Los crió y amaestró hasta el punto de asumir el papel de jefe de la manada (macho alfa), lo que le benefició en las futuras series que rodaría.

Fue un enorme realizador de documentales para radio y televisión española en una época con una gran población rural, respecto a la de hoy en día, y con cierto desconocimiento generalizado de la población española sobre la vida salvaje de los animales que pueblan el planeta y nuestros montes, echando por tierra falsas leyendas creadas en torno a algunos animales emblemáticos de nuestra fauna. Enseñó el mundo natural con un punto de vista innovador.

En 1964 comenzó a colaborar con distintos programas de Televisión Española, y dirigió series sobre la naturaleza como: Fauna (1968), Animalia (1969), Vida salvaje (1970), Planeta azul (1970-1974) y El hombre y la Tierra, que fue la más exitosa de todas ellas, emitida un 4 de marzo de 1974 hasta un 20 de junio de 1981. Con su sintonía inolvidable fue una serie de referencia sobre documentales de la naturaleza en gran cantidad de países. Aumentó su fama de forma que pasó a ser conocido también en América Latina y África. Más tarde, empezó a escribir colecciones de libros: Fauna, Cuadernos de campo y Fauna ibérica

Fue un personaje carismático y enormemente popular, pues supo transmitir y conectar con las distintas generaciones de la población de aquellos momentos a través de los estupendos guiones de los documentales. El conocimiento de su muerte repentina supuso un impacto tremendo, no solo en su familia, sino en los millones de personas que le seguían fielmente en la pantalla semanalmente. Fue un 14 de marzo de 1980 en los Estados Unidos (Alaska), es decir, cuando cumplía 52 años, mientras viajaban en una avioneta para grabar algunos planos  aéreos sobre la fauna de Canadá y Alaska. A los más pequeños, entonces, sólo les quedaba cantar a modo de consuelo la letra de Gloria Fuertes interpretada por Enrique y Ana, la de “Mi Amigo Félix”. Porque su vinculación con los más pequeños era evidente, y a él le bastaba "pensar que la naturaleza pertenece a los niños para reanudar la batalla encaminada a la conservación de la fauna".

Félix Rodríguez de la Fuente contribuyó a conseguir que la gente tuviera una mentalidad un tanto más conservacionista o ecologista, lo que originó que comenzaran multitud de movimientos por la defensa de la naturaleza y, sobre todo, de las especies en peligro de extinción. Su influencia provocó la creación de una conciencia de respeto a la naturaleza por todo el mundo. Pero, por desgracia, su fama también trajo polémica y amenazas de muerte por su defensa a los lobos. Colaboró en la fundación de la "Asociación para la Defensa de la Naturaleza, ADENA", la delegación española del "Fondo Mundial para la Vida Salvaje, W.W.F." y fue miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Participó en los inicios para la declaración del Parque Nacional de Doñana a finales de los años 60, junto a José Antonio Valverde, el artífice inicial de dicha conservación y quien finalmente sería el primer director del Parque Nacional. También colaboró con Francisco Bernis, en la fundación de la SEO (Sociedad Española de Ornitología) y el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega (Segovia) o la obtención de importantes avances legislativos conservacionistas.

Era un gran divulgador de la naturaleza. Su conexión con ella va más allá de su amor por la naturaleza, y de ahí surge un modo en que lo integra en su trabajo dando formas diferentes a un talento común: la capacidad de comunicar.

Una capacidad de comunicar que también tiene otro personaje tan querido de nuestra tierra como es Miguel Delibes Setién, contemporáneo de Félix con quien comparte numerosas aspectos comunes.



Miguel Delibes Setién nació en Valladolid un 17 de octubre de 1920, y murió en la misma ciudad el 12 de marzo de 2010. 

De no haber sido por la pandemia que nos recorre desde hace un año, tanto Miguel Delibes como Félix Rodríguez de la Fuente se les habrían conmemorado su efeméride al mismo tiempo con mucha más repercusión de lo que sucedió, ya que fue en la quincena de un mes de marzo cuando ambos personajes castellanos de nuestra historia nos abandonaron.

Miguel Delibes se licenció en Comercio en la Universidad de Valladolid y posteriormente fue  periodista de diario El Norte de Castilla. Pero su enorme reconocimiento se centra en el mundo de la literatura. Una carrera literaria bastante extensa, que se inicia en 1947 con la publicación de “La sombra del ciprés es alargada” con el que consiguió el Premio Nadal. 

Con el devenir de los años, Delibes insistió mucho en ¨desnoventayochizar¨ el campo castellano. En sus obras iba reflejando su preocupación por la degradación del campo producida por el ser humano, esta preocupación puede verse reflejada en El Camino (1950), Diario de un cazador (1955), Las ratas (1962), Viejas historias de Castilla la Vieja (1964) o El disputado voto del señor Cayo (1978). Delibes describe la tierra rural de Castilla, su Castilla. Nos muestra cómo son y cómo viven las personas en ella y nos las da a conocer describiéndolas, haciéndolas hablar a su manera. Al Igual que Félix Rodríguez, fue un gran conocedor de la fauna y la flora de su entorno geográfico, apasionado en la caza y el mundo rural castellano. Los dos amaron la naturaleza. 

Si Delibes nos explicó sus campos y su vida, Rodríguez de la Fuente la estudió, entró a fondo en ella. Así como Delibes quiere salvar la vida rural, Rodríguez de la Fuente quiere salvar de la extinción los animales de la Península Ibérica. Creo que Rodríguez de la Fuente podría haber sido un personaje de alguna de las novelas de Delibes haciendo de puente entre la vida clásica rural y las tecnologías modernas de la comunicación para mostrarnos un mundo natural en peligro.

Se podría decir que existe cierta comunicación entre ambos personajes a la hora de desarrollar sus respectivas aficiones como es la naturaleza y el mundo rural: “..el hombre, nos guste o no, tiene sus raíces en la Naturaleza y al desarraigarlo con el señuelo de la técnica, lo hemos despojado de su esencia…”. Ambos utilizaron la narración como método de transmisión de sus ideales de la creencia y amor por la naturaleza, por el mundo rural y por las actitudes de respeto que se derivan de ellos. Así, la frontera entre realidad y ficción en ambas personalidades es la misma.

Existe cierto nexo entre ellos a través de Miguel Delibes Castro, primer hijo del escritor y biólogo que trabajó junto a Félix Rodríguez de la Fuente en sus documentales y también en la redacción de la Enciclopedia Salvat de la Fauna (1970-1973), obra que posteriormente sería traducida a catorce idiomas y publicada en los cinco continentes, transformándose en una obra de referencia. Delibes hijo dijo de Félix que ayudó a introducir a España en la “Europa preocupada por la naturaleza”. Además, éste fue durante doce años director de la Estación Biológica Doñana. Hizo unas declaraciones relacionado con las grabaciones que hacía Félix Rodríguez de la Fuente, señalando que "Félix tenía muchos animales cautivos que eran las verdaderas estrellas de los rodajes, no era ningún secreto. Mi padre vino conmigo a verlo grabar y llegó a decir que le habían gustado más los trucos que la realidad".

La obra literaria de Miguel Delibes no se entiende sin su amor a la Naturaleza y el medioambiente puesto que es casi imposible encontrar un libro suyo en el que no haya un guiño al campo. Su pasión por el mundo natural radicaba en buena parte en la caza, afición que cultivó durante años y durante la cual iba tomando notas en pequeños cuadernos que llevaba consigo y posteriormente se convertirían en texto.

Félix y Miguel eran los dos castellanos viejos, con gran cariño por Burgos, pues Félix nació en Poza de la Sal y Sedano fue el lugar ideal de Delibes donde allí se sentía más cercano a la naturaleza, y en ambos cabía percibir escuchando al primero y leyendo al segundo una manera de expresarse, de componer sus discursos, de analizar la realidad o de inventar la ficción.

Ambos amaban la naturaleza, el escritor y literato e iba describiendo con su pluma los campos castellanos, los terrones, los surcos, la besana, los arados, las patirrojas, la soledad que siente un cazador y a su perro en las zonas castellanas, los campos de remolacha, el ciprés alargado y su sombra, el zurrón y la bota de buen vino, los jarales, los pueblos que estaban vacíos o en decadencia, los ríos en los que le gustaba pescar unas truchas, ese mundo rural donde la naturaleza se unía con la actividad agraria y la vida rural. Félix estudió la naturaleza a fondo, nos metió en la vida y la muerte de las águilas y los lobos. Sus cuadernos estaban llenos de apuntes y grandes dibujos de buen naturalista, eran y son, una muestra de un espíritu riguroso y apasionado que dan a conocer el mundo natural desde otro ángulo.

Se nos han ido, uno hace cuarenta y un años, otro hace unos cuantos menos, pero coincidiendo casi en la fecha, como si eso pudiera unirlos más, dos castellanos colosales, grandes figuras de las letras y de la ciencia natural, cuyo rastro se mantendrá vivo muchos años. Dos hombres que vieron como desaparecía un lenguaje y una forma de vida, el del campo, el de la naturaleza, el ruralismo, comprendiendo que cuando un lenguaje desparece es toda cultura la que también lo hace. Eran dos hombres sencillos y notables. A los dos los echaremos de menos. Suerte que dejaron un legado que se mantendrá durante siempre.